5/7/12

El hombre que hizo feliz a la gente




Bill Shankly nació un 2 de septiembre de 1913 en el pueblo de Glenbuck, Escocia.
Desde pequeño, ya se interesó por el fútbol, y su vida como jugador empezó en el Scottish Junior Football. En julio de 1932, el Carlisle United le fichó, pero su mejor momento en el fútbol como jugador no llegó hasta que fichó en el Preston North End. Allí, fue uno de los pilares del ascenso del Preston, y consiguió jugar dos finales de la FA Cup: En 1937, donde cayó contra en Sunderland y en 1938, donde se proclamó vencedor. Llegó a debutar con la Selección Escocesa, pero su progresión se vio cortada por la Segunda Guerra Mundial.

Decidió dejar los terrenos de juego para pasar a los banquillos, donde se convirtió en uno de los llamados “entrenadores estrella”, y donde de las frases más célebres del fútbol: “El fútbol no es cuestión de vida o muerte, sino algo mucho más importante”.

Comenzó sus andaduras como entrernador en el Carlisle United, y dos años después se entrevistó por primera vez con los dirigentes del Liverpool, que buscaban técnico. Sin embargo, el cargo se lo llevó Don Welsh, que consiguió una de las cosas más avergonzantes de la historia del Liverpool: Descender por primera vez al equipo en medio siglo el mismo día que el eterno rival, el Everton, conseguía subir a Primera División. Ocho años después de aquella primera entrevista, Shankly comenzó a dirigir al Liverpool, tras un paso sin pena ni gloria por el Grimsby Town, el Workington y el Huddersfield Town.

Shankly llegó en 1959 al Liverpool, un equipo que hasta entonces había pasado sin pena ni gloria, y revolucionó al Liverpool. Muchos mitos que rodean al conjunto rojo nacieron en aquella época, como es el caso de You’ll never walk alone. Dirigió al Liverpool durante quince años, hasta 1974, y conquistó tres Ligas, dos Copa inglesa, cuatro Community Shields y una Copa de la UEFA.

Su dedicación al club fue tan grande que presumía de haber salido a cenar dos veces con su mujer en 40 años. John Benjamin Toshack le definió como "el Liverpool las 24 horas del día". Jonny Giles se lamentaba "Creo que murió porque se le rompió el corazón después de ver que, sin él, el equipo tenía un éxito aún mayor. Dar toda tu vida a un club es un triste error".

Se definía a sí mismo como un humanista del fútbol. Una frase célebre suya para recordar esto era: “En un club hay una santa trinidad: jugadores, entrenador y aficionados. Los directivos solo están ahí para firmar los cheques”. Para él, el centro del fútbol no eran ni los jugadores ni los aficionados, sino la afición: “Mucha gente trabaja en una fábrica de nueve a cinco. Su trabajo puede consistir en dar miles de vueltas a una tuerca. Los sábados por la tarde, merecen algo por lo que ir a un estadio y poder gritar”.

Era un gran motivador, tanto, que llegó a modificar la equipación del Liverpool para imponer el color rojo. “Así parece que midáis dos metros” decía para estimularlos. “En el fútbol, gran parte del éxito reside en la mente. Debes creer que eres el mejor, y entonces puedes estar seguro de que lo serás”.

Bill no era un gran táctico. Él consideraba que el fútbol es “un juego simple basado en dar y recibir pases, en controrlar la pelota y colocarte en disposición de recibir un pase”, y de ahí su instrucción más repetida: “Pásale la pelota a la camiseta roja que veas más cerca” y su lema: “La pelota no se cansa”.

Su éxito estaba basado según él en el espíritu de equipo. El Liverpool era más que una familia unida por lazos sagrados.

Su enemistad con el Everton también merece ser mencionada, ya que en cuanto podía les soltaba una puya:
“Esta ciudad tiene dos grandes equipos: el Liverpool y el equipo reserva del Liverpool.”

“Cuando no tengo nada que hacer, miro la parte baja de la clasificación para ver cómo va el Everton.”

“El buen gusto es imprescindibleen el fútbol. Si el Everton jugara en el jardín de mi casa, correría las cortinas.”

Shankly no se cortó ni si quiera en el funeral del mítico Dixie Dean, jugador inglés del Everton entre los años 1924 y 1937, y que falleció en 1980: “Sé que este es un momento triste, pero creo que Dixie estaría impresionado de saber que puede atraer más gente ahora que el Everton en una tarde de sábado”.

Otra carácterística de Bill es que no aguantaba una derrota: “Si eres el primero, eres el primero. Si eres el segundo, no eres nada”. Incluso una vez expresó si intención de “construir un equipo invencible y que tengan que enviar un equipo desde Marte para ganar al Liverpool”. Para él “la Liga es el pan y la mantequilla, y las Copas son la nata”. Cuando el Liverpool se clasificó para jugar la Copa de la UEFA exclamó: “¿La Copa qué? Nunca habíamos terminado tan mal como para tener que jugar eso”.

Todo eso le convirtió en uno de los entrenadores más recordados en la historia del Liverpool, a pesar de que no consiguieran demasiados títulos, y también lo convirtió en uno de los llamados “entrenadores estrella”, que destacaban igual o más que sus jugadores.

Abandonó el banquillo del Liverpool en 1974, cediéndole el puesto a Bob Paisley, su mano derecha, que superó con creces los logros de su mentor: trece títulos en nueve años, incluyendo tres Copas de Europa, cinco Ligas inglesas y una Copa de la UEFA. Sin embargo, sobresale la figura de Bill Shankly entre todas las que se recuerdan del mítico Anfield Road. Con él empezó todo.

Murió el 29 de septiembre de 1981, pero a día de hoy se le sigue recordando. Para cualquier persona que pase por Anfield debe ser obligatorio visitar una estatua del gran Bill Shankly en la que se puede leer en su efigie: “He made the people happy” (Hizo feliz a la gente).
Un hombre que nació, vivió y murió para el fútbol.

Juan Boland Fernández. @JuanEterno7

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